Hace años, cuando era adolescente; recuerdo que había un cartel en el ómnibus que decía: «Prohibido hablar al Conductor»; y era algo característico ver al guarda con la pierna apoyada en la plataforma y otra en un escalón de la puerta de ascenso al mismo, charlando permanentemente. O ver alguna chica apoyada contra el asiento del conductor y hablando. Hoy en día ya no se ve eso o es que también ando menos en ómnibus. Después salió una normativa que estaba prohibido tomar mate. Hace un mes, iba en un ómnibus de la línea 142, frenó, y uno que iba tomando mate le voló el mismo y cayó toda la yerba encima de una Señora; como era mujer, casi ni reaccionó; nadie dijo nada (yo tampoco). Más cercano, sacaron una norma sobre el uso de la mochila en la espalda; y nuevamente como todo lo anterior … ¿Quién lo hace cumplir?, es letra muerta. Ahora regulan esta actividad que es una venta en que el posible consumidor está «prisionero», y si bien está bárbara la iniciativa tiene cosas disparatadas, ¿Quién controlará la higiene?, además me pregunto: ¿No es discriminatorio?. La semana pasada (el viernes más precisamente), en la línea 158, subió una Señora que tenía un olor realmente insoportable; la gente se abría pero ¿Quién le iba a decir algo?, nadie. Ahora, a un «vendedor», ¿Le va a decir algo el guarda o el chofer?, obvio que no. Entonces, para qué votar una norma que no se cumplirá?
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Vendedores y artistas con tarjeta magnética
SON UNAS 2.500 PERSONAS Y DEBERÁN TRAMITAR UNA AUTORIZACIÓN EN LA IMM
Guardas y choferes ya no podrán decidir de forma discrecional quién sube a cantar o a vender a un ómnibus. Ahora deberán ser centinelas de una nueva normativa que regula ambas actividades. Artistas y vendedores deberán portar una tarjeta magnética y estar «bien aseados».