“No es malo que haya concentración de la tierra”
Ignacio de Posadas
El abogado y exministro de Economía nacionalista habló en términos inclementes sobre el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales que el Poder Ejecutivo remitió al Parlamento después de cuatro meses de idas y vueltas, discusiones y ajustes, que al final se plasmaron en un proyecto que contiene no uno, sino dos impuestos diferentes: uno que grava la tenencia de tierra y otro que grava la ganancia de capital al momento de la venta. El estudio Posadas, Posadas & Vecino preparó un informe preliminar sobre el proyecto, en el que advierte “prejuicios ideológicos”, “incongruencias”, “pésima técnica tributaria” y posibles “inconstitucionalidades”.
José L. Aguiar – El País 02/09/2011
“El texto tiene demasiados errores, demasiados defectos. Y la exposición de motivos contiene una carga ideológica muy grande“, afirma el abogado Ignacio de Posadas en su despacho del Edificio Ciudadela, mientras repasa las páginas del proyecto sobre el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales.
“Las dos líneas argumentales del gobierno para explicar el impuesto a las propiedades de más de 2.000 ha no tienen fundamento, son ideológicas; no parten de una observación de la realidad sino de un prejuicio“, sostiene De Posadas.
-¿Se refiere al argumento de la revalorización de la tierra o al de la concentración?
–El primero es el de la revalorización de la tierra que, según el gobierno, ha generado beneficios a sus propietarios. En primer lugar, no se puede decir que un bien, por el hecho de revalorizarse, produce beneficios si el bien no se vende. En ningún país del mundo se grava una valorización no realizada. Eso se grava si el propietario vende el campo. Aquí hay que partir de un principio: ¿para qué se cobran impuestos? Porque todas estas cosas se supone que se enmarcan dentro de la Constitución. ¿Dónde dice la Constitución que el gobierno tiene facultad para resolver si a una persona le ha ido demasiado bien, se ha beneficiado o no de la revalorización de sus propiedades? Acá no hay una necesidad que justifique un nuevo impuesto. Acá no vino el huracán Irene y el gobierno precisa recursos adicionales para hacer frente a gastos que no tenía previstos.
-La caminería rural necesita mejoras urgentes, eso lo advierte cualquiera.
-La “caminería rural profunda”, como dice Mujica. Es curioso cómo la retórica de la izquierda funciona con adverbios y adjetivos… Pero vamos a lo que importa. Un gobierno, cuando empieza su gestión, hace un plan que se plasma en la ley de Presupuesto. Ahí ve los gastos que va a comprometer y los ingresos con que va a contar, y eso lo termina aprobando el Parlamento. Ahora, ¿qué hay de inesperado o de imprevisto que justifique un nuevo impuesto de este tipo? La concentración de la tierra no es un fenómeno nuevo. La revalorización de la tierra ya se había producido en gran medida en 2007, cuando se diseñó la reforma fiscal. ¿Nadie se había dado cuenta de ese fenómeno? La constatación de que las rutas se están cayendo a pedazos no es nueva. Acá no hay nada de inesperado o imprevisto. La izquierda hizo en ese período dos presupuestos y cinco rendiciones de cuentas…, pero resulta que un lunes Mujica descubre que los caminos están en mal estado y hay que arreglarlos con impuestos. ¡Es indefendible esa idea! Más aun si tenemos en cuenta que en el transcurso de la discusión presupuestal, cuando los funcionarios públicos exigían más plata, lo que se hizo fue sacarle rubros al Ministerio de Transporte y Obras Públicas para calmar la voracidad de los gremios. Entonces no puede el gobierno venir ahora y decir que está corto de plata para arreglar la caminería profunda. Este gobierno tiene, en términos nominales, el presupuesto más alto de la historia del Uruguay. ¿Y no le da la plata para hacer carreteras? ¿Qué hizo? ¿Se la patinó?
-El proyecto también apunta a desestimular la concentración de la tierra. ¿Está en contra de ese argumento?
–¿Por qué ha de ser necesariamente mala la concentración? Para llegar a esa conclusión hay que probar el supuesto; si no, partimos de prejuicios. Y yo me pregunto ¿por qué es mala? ¿El campo produce menos cuando es mayor la superficie? Está probado que no. ¿Emplea a menos trabajadores? También está probado que no; genera más empleos, como es fácilmente constatable. Desde el punto de vista de la producción y el empleo, la concentración puede ser más beneficiosa que la fragmentación. Si yo quiero castigar algo imponiéndole tributos, tengo que probar que eso es malo. ¿De dónde sacamos que lo ideal para una sociedad es tener productores de 100 o 200 hectáreas? ¿De dónde salió eso? Es un disparate.
-La idea, según manifiestan economistas de izquierda, es respetar la consigna: “Que pague más el que tiene más”; en este caso, los propietarios de grandes superficies.
-El argumento es que hay gente que le ha ido demasiado bien y entonces hay que hacerles pagar por ello. Pero ni siquiera este impuesto es coherente con esa consigna. ¿Qué pasa si dentro de dos años los precios de la tierra bajan? ¿Va a devolver el Estado los impuestos porque la tierra se desvalorizó y el propietario resulta perjudicado? En la izquierda esgrimen también argumentos de tipo social: la valorización ha hecho que los pequeños productores, a quienes se define en el proyecto como “productores familiares”, se vayan del campo. Todo eso es una presunción infundada. ¿De dónde se sigue que una persona, porque el campo se valorizó y resolvió venderlo, es una víctima social? En todo caso, es una víctima próspera, porque se enriqueció al vender al mejor precio. ¿De dónde se saca que los vendedores son “productores familiares” y los compradores, por ende, no tienen familia? Porque esa idea peregrina se desprende de los supuestos que contiene la exposición de motivos del proyecto, y es otro disparate.
-¿Usted le atribuye solo razones ideológicas al proyecto?
–Es esa cosa de que “hay que igualar” para abajo. Pero fíjese qué va a pasar si sale este impuesto. Los predios que están en la parte de arriba de la tabla (más de 10.000 ha) perderían un valor proporcional al costo tributario (de 18 dólares por ha); los que están en mitad, van a perder menos valor proporcional, porque pagarán menos. La gracia es que los que están por debajo de 2.000 ha van a valer más, porque no pagan el impuesto. Se puede dar la paradoja de que un campo de 1.900 hectáreas sea más caro que uno de 2.000, que paga el impuesto. Se puede dar la paradoja de que un campo de 2.000 ha con índice Coneat 90, de inferior calidad, resulte mejor negocio que otro de Coneat 100, más productivo, por la razón de que este último pagará el impuesto y el otro no. Lo que hará el proyecto es distorsionar el mercado.
-¿Qué defectos técnicos ve en el proyecto?
–En materia tributaria, inventar impuestos con destino específico es de pésima técnica, es una cosa que se ha abandonado. Inclusive el Frente Amplio hizo gala de que uno de los méritos de la reforma fiscal del período anterior era que eliminaba una cantidad de impuestos que a lo largo de los años se fueron creando con destinos específicos, cuando venía un legislador y proponía, por ejemplo: “Vamos a crear este impuestito con destino al ballet del Sodre”. El propio Frente dijo que eso era malo y que había que limpiarlo, y yo creo que tenía razón. Esto es una marcha atrás con relación a las políticas aplicadas por el Frente y a las promesas que hizo. En segundo lugar, va a ser de aplicación prácticamente imposible. El impuesto a la tierra se supone que va para las intendencias, para la caminería rural profunda. ¿Qué pasa con los departamentos que no tengan caminería profunda? ¿Qué pasa con Montevideo? No va a recibir un peso, me imagino. ¿Qué pasa con Maldonado, con Colonia, qué pasa con Soriano, con San José? Va a venir un intendente de Treinta y Tres y dirá: “Yo tengo problemas de caminería, dame la plata a mí”, y otro de Soriano va a decir: “Pará un poco, que acá recaudaste un porcentaje altísimo. ¿Lo recaudás en mi departamento y se lo vas a dar a otro?”
-Todo ese reparto no está especificado en el proyecto.
-Por supuesto que no, y va a ser un lío de la gran siete.
-¿También ve incongruencias en el segundo impuesto, que grava la ganancia de capital?
-Ese aporte es claramente de Astori. Ahí, la justificación es la ganancia y eso, aislándolo de todo lo demás, podría aceptarse: que se grave la ganancia de capital no es incoherente con la reforma de 2007. ¿Cuál es el tema aquí? Que se aplican en el proyecto dos impuestos que en el fondo son sobre lo mismo. Es decir: si yo tengo un campo, me van a hacer pagar el primer impuesto con el argumento de que se valorizó la tierra. Resulta que al cabo de dos años de estar pagando, resuelvo venderlo. Cuando lo vendo, vuelvo a pagar la valorización que tuvo el campo a partir de 2007. Estoy pagando dos veces por lo mismo.
http://www.elpais.com.uy/110902/pnacio-590621/politica/-no-es-malo-que-haya-concentracion-de-la-tierra-/
…///
El Doctor Ignacio De Posadas, no sólo es brillante sino que además es un hombre que no tiene ningún temor a decir las cosas por su nombre. Sólo se puede aprender leyéndolo, sin ser Economista, es una referencia en esa materia.
…///
…///
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...