Cuando hay un Concurso para ingresar a un Ente Público, en sentido amplio de «ente»; llama la atención la cantidad de personas que se inscriben, cuando todos saben que los sueldos no son atractivos. ¿Qué los motiva a anotarse cuando saben que lo que ganarán no es lo que deseaban ni lo que necesitarán?. Tampoco es justo cuando después se hacen comparaciones de lo que ganan en una Institución Estatal con respecto a lo que podrían ganar en el ámbito Privado, por ejemplo; ese tipo de comparaciones, es muy común en el ámbito de la Salud, la comparación es constante. ¿Pero es correcto comparar sueldos nominales simplemente, sin agregarle las incidencias en los públicos; de valores que son intangibles pero que tienen su peso en oro?. Creo que no, la Estabilidad vale, y mucho, no sólo en dinero sino en salud; y podría valer hasta un 16% del Sueldo de un funcionario privado, o un 19% más del funcionario público (más adelante aclaro de dónde surgen los guarismos).
En el año 2006, el Semanario Voces, que en el aquél entonces se llamaba Voces del Frente, en el número 71; entrevistó a Daniel Ferrere; un abogado muy exitoso, que luego terminó muriendo en un accidente de su helicóptero; decía:
Insisto que lo que este país requiere es una dosis masiva de eficiencia. Y a mí que no me digan que no se pueden reestructurar cosas para hacerlas eficientes. En el sistema de salud falta personal de limpieza. Y en el país hay probablemente cien mil empleados públicos de más. Lo que hay que hacer es transformar oficinistas en limpiadores. Y si no están dispuestos a aceptar el trabajo de limpiadores, porque no lo consideran apropiado a su status, significa que no necesitaban tanto el trabajo. Y entonces la sociedad no tiene porque financiarlos. Hay una regla en la Constitución que dice que el funcionario existe para la función y no la función para el funcionario. El Estado necesita funcionarios en determinados sectores y le sobran en otros. Lo lógico es trasladar de donde sobran para donde faltan. Y el funcionario tiene todo el derecho del mundo a no aceptar la transferencia, pero entonces no requieren un subsidio del Estado.
La Universidad es terriblemente corporativa, excesivamente corporativa. En definitiva el Uruguay es muy corporativo y la Universidad es una expresión de ese Uruguay. Las corporaciones de los docentes tapan todos los caminos. …
Algo así como lo hecho en la Impositiva.
No, los funcionarios de la DGI no renunciaron. La mayoría se fueron a trabajar a otras oficinas públicas. Le digo que yo traté de contratar algunos, porque necesito abogados de impuestos. Y puse «una orden de captura» para todos los que no aceptaban la dedicación exclusiva con la Impositiva. Pero no tuve suerte.
¿Qué país es éste que ninguno de esos profesionales de brillo, que podrían ganarse mejor la vida en la órbita privada, suelta esa teta?
Tengo un amigo que es un espectacular abogado del Estado a quien he tratado de contratar muchas veces. Y él lo que me dice es: «Daniel, para que yo vaya a trabajar contigo me tenés que pagar tres veces lo que yo estoy ganando. Porque ese es el valor de mi trabajo ahora; tengo el sueldo, más la flexibilidad, más la inamovilidad. Y eso vale tres veces mi sueldo«.
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Más recientemente, el 9 de junio del 2006; el Economista Ernesto Talvi, en una entrevista que le hizo en radio Oriental el periodista Emiliano Cotelo, decía:
EC —En particular anotó cuánto pesa en este aumento del gasto que no se correspondió con la realidad que se venía el ingreso de funcionarios públicos. Sobre todo se detuvo en el ingreso de funcionarios públicos en la administración Mujica, porque manejó que hubo 19.000 en el Gobierno de Vázquez 1 y 44.000 en el Gobierno Mujica. Por lo que señalaba recién, en principio no cuestionaría el aumento de funcionarios en la administración Vázquez 1, porque de esa forma se estaba recomponiendo el Estado después de la crisis.
ET —Creo que había una parte de recomposición de la estructura del Estado para llevarlo a la situación precrisis; en todo caso habría que hacer un estudio más profundo para poder afirmar que eso no era necesario. Pero los 44.000 que entraron durante la administración anterior es algo nunca visto. En un contexto en que para los segmentos de nivel educativo que van de carreras cortas a educación primaria el funcionario público tiene un salario de entre 12 % y 35 % mayor que el equivalente en el sector privado. Y sin contar el hecho de que el funcionario público no tiene ningún riesgo de perder el empleo. Nosotros hicimos un trabajo bastante sofisticado estadísticamente en el que valuamos cuánto estaría dispuesto a pagar un trabajador privado por tener un seguro que le asegurara que nunca va a perder el empleo. Y un trabajador privado típico estaría dispuesto a pagar 16 % de su salario para asegurarse que nunca va a perder el empleo.
EC —Eso en el caso de un funcionario público está incluido.
ET —Está incluido y además gana 35 % más. Con esto no digo que los salarios de los funcionarios públicos sean altos, digo que son más altos para el mismo nivel educativo que el de los trabajadores privados.
Y si uno combina 44.000 funcionarios más, con salarios que son sustantivamente más altos que los del sector privado, tenemos un gasto de US$ 550 millones al año que se agregó durante la administración anterior, que es exactamente igual al ajuste fiscal que tenemos ahora. Por no haber ahorrado lo que debimos ahorrar, estamos pagando US$ 500 millones más de intereses por año de lo que estaríamos pagando. Y nos perdimos de tener un fondo de ahorro de US$ 5.000 millones que hoy podríamos estar utilizando para bajar impuestos y hacer obra para proteger el empleo.
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Veamos algunos ejemplos de la cantidad de personas que se anotan a los Concursos:
El siguiente artículo es del Semanario Búsqueda:
El siguiente artículo es del diario El País:
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Cr. Darío Abilleira