Esta actividad, cada vez tiene más desarrollo, y genera trabajo. No sólo para las modelos, sino también para todo lo que rodea a una modelo, las revistas, los fotógrafos, las publicaciones web, los medios de comunicación, la publicidad, las empresas de prendas de moda, los representantes de modelos, los peluqueros, maquilladoras, etc, etc. Pero está muy poco regulado. Falta regulación no sólo a nivel tributario, sino también del uso de la imágen como identidad cultural (por un lado queremos una igualdad de género y por otro siempre se expone a la mujer como un florero, en una carrera de autos y en una exposición de autos, en una feria para entregar folletos, sin dudas que es lindo pero no es lo que luego después se dice, ya muchos países y de Europa lo están regulando), y también Francia ha regulado los kilos que debe tener una modelo, el tema de la salud no es menor. Falta mucho en Uruguay.
Ser modelo, una profesión a la baja
Atrás quedan los sueldos desorbitados y a las principiantes se les paga con ropa
La marcha de Doutzen Kroes y Karlie Kloss de Victoria’s Secret ha desvelado que los contratos de las modelos están a la baja. Según afirmaba el director de marketing de la firma, Ed Racchek, mediante un comunicado, la primera ha preferido optar por una “oportunidad muy lucrativa”. La segunda, “tiene miles de compromisos”. Los contratos no son lo que eran y según algunas fuentes los millones de antaño se han recortado hasta los 70.000 euros anuales. Para Kroes y Kloss, dos de las modelos mejor pagadas, cobrar esa cantidad por trabajar para una marca que exige dietas estrictas y exclusividad durante dos meses probablemente no compense.
Pero si las cosas van mal para la primera división de las modelos, pintan mucho peor para las principiantes. La asociación Model Alliance, encargada de proteger los derechos laborales de la profesión, realiza un estudio sobre explotación salarial en la industria. Así se sabe, por ejemplo, que el 47% de las maniquís que debuta en las cuatro principales semanas de la moda (Nueva York, Londres, Milán y París) no vuelve a desfilar una segunda vez. El trabajo a cambio de visibilidad, prestigio o experiencia, sin retribución, prolifera en este ámbito.
“Al principio de mi carrera, realicé una sesión de fotos de varios días para Olive and Bettes, una tienda de Manhattan. Pasaban los meses y no recibía el dinero, así que hablé con el contable de la agencia. Me dijeron que el cliente no podía pagarme. Cuando no hay dinero es la modelo la que sale perdiendo, no la agencia”, escribe Sarah Ziff, fundadora de Model Alliance, en su página, donde también recoge testimonios de chicas que o nunca han llegado a cobrar o se les ha pagado con prendas. Esta asociación, además del citado informe, trabaja codo con codo con el sindicato americano Freelancers’ Union para que se regulen estos abusos. La alarma saltó en 2012. La modelo Haley Hashbrook (por entonces menor de edad) contó al diario WWD que en una ocasión se había probado ropa para Marc Jacobs desde las seis de la tarde hasta las dos de la mañana, “y al día siguiente tuve que volver allí”. Consiguió un puesto en el desfile, pero cuando un comentarista le preguntó cuánto había cobrado respondió que se le pagó con prendas. Días después, la marca respondió: “A las modelos se les paga así. Si no quieren trabajar con nosotros, no están obligadas”. Dos temporadas más tarde, tal vez dada la mala prensa que recibió vía redes sociales, comenzó a remunerarlas con dinero.
El salario por desfilar en Nueva York oscila entre los 600 y los 800 euros
Los salarios por desfilar en Nueva York para una firma famosa oscilan entre los 600 y los 800 euros si se trata de modelos que no han alcanzado la categoría de top. Cuando se hace junto a marcas independientes la tarifa baja considerablemente, y se realizan pagos en prendas. En Londres, según el British Fashion Council, el sueldo abarca un abanico de 120 a más de 30.000 euros si se trata de maniquís conocidas en marcas prestigiosas. En España, las cifras son similares, siendo los catálogos el negocio más rentable que las pasarelas. En los casos en que la organización no cubre los desplazamientos, las agencias suelen pagar viajes y taxis hasta que puedan devolver el dinero. Con estas remuneraciones, y teniendo en cuenta que muchas no prosperan en el negocio, emergen las deudas. Atrás quedan los días en que Linda Evangelista afirmaba que no se levantaba de la cama por menos de 10.000 dólares.
LETICIA GARCÍA Madrid 3 MAR 2015
http://elpais.com/elpais/2015/03/02/estilo/1425316024_901904.html
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