Como ya lo he manifestado en otras oportunidades; no creo que existan hechos aislados o temas que no se relacionen con otros. En materia de tributos, es indudable que existe un componente político y entiendo como política el arte de hacer posibles las cosas; y los tributos son un instrumento más para llegar a materializar esos sueños que todos tenemos.
Cuando uno elige Democráticamente a sus Representantes, en mi caso por lo menos no pienso que ellos saben más que otros, ni pienso que son personas iluminadas ni creo que son seres tocados por la suerte o el don divino de que por arte de magia adquirirán todos los conocimientos y todas las respuestas a todas las dificultades que enfrentarán. Sí creo que elijo a personas que tendrán una capacidad de administrar lo mejor posible, lo que la Nación le confía. Y no digo el Pueblo, sino la Nación porque muchas veces parecería que hablamos de Pueblo referente a un grupo de ciudadanos y se dejan a otros por fuera, aquí hablo de inclusión total.
Pero me he ido dando cuenta con la experiencia, que hay temas que luego lo resuelven unos poquitos y que no son la fiel representación de los que votaron, y que además muchas veces esos poquitos son los mismos de siempre. Ese es otro gran tema que no es el que quiero profundizar ahora, sino que quiero decir que veo con sorpresa cómo hay temas en que el País va cambiando abruptamente sólo porque cambiaron las personas y que incluso relaciones importantes con Naciones, son manejadas con total subjetividad.
Me pregunto: ¿Es correcto que así sea?, ¿No deberíamos cuestionarnos esos aspectos como Nación?
Y porqué lo digo?, ejemplos tengo muchos, realmente muchísimos pero voy al que me motivó que escribiera este Post. Estaba leyendo el Semanario Búsqueda del día 1/12/2011 (sí, de hace casi un mes, lo guardo y lo vuelvo a leer porque siempre veo algo que no presté atención de primera) y hay un título que dice: “Con el relevo del embajador en Washington, el gobierno cambia la relación cercana con Estados Unidos por otra solo correcta”.
Leo el artículo, y habla que retirarán al Embajador actual, Carlos Gianelli, y lo suplantarán por un Embajador de carrera, más jóven y por ende con menor trayectoria internacional, con lo que también se descarta darle un contenido político a la relación. Además se dice que esto es parte de un reordenamiento geopolítico y que la relación con EE.UU. no está dentro de las prioridades de nuestro Presidente, cuando se concurre a una reunión en Mar del Plata para apoyar el “No al ALCA”, y quién lidera esa iniciativa es el Presidente de Venezuela.
En el Gobierno anterior se estuvo por firmar un TLC, luego un TIFA, se le solicitó a EE.UU. apoyo en caso de un conflicto armado con Argentina, en la crisis del 2002 se le solicitó ayuda Financiera y parece que en cuestión de un par de años hemos decidido virar y agruparnos con un eje “Bolivariano” (según otro artículo que leí también en el Semanario Búsqueda, recién me entero que estamos en un Eje Bolivariano), que prácticamente está en contra de todo lo que haga Estados Unidos como si ignoráramos que no sólo es una Potencia Económica, sino que les guste o no, tiene influencia en nosotros en cosas simples de la vida como ser en la música, en el cine, en costumbres, basta ir al cine y comer Pop (yo tengo más de cuarenta años y cuando era chico no se vendía pop en los cines), lo que es comer hamburguesas, lo que es la fiesta de hallowen, e innumerables situaciones, hechos y cosas más que no vale la pena seguir nombrándolas. Entonces – sigue el artículo – dice que Mujica cree que afuera del barrio, Uruguay debe construir una relación comercial sólida con países como Corea del Sur, Vietnam o Qatar y dejar de lado las aspiraciones de un TLC con Estados Unidos.
No está mal que se piense en tener comercio con todas los Países, pero no entiendo porqué debemos hacerlo en detrimento de dejar de lado una relación con Estados Unidos. Lo que parece es que todo se hace según la creencia del Señor Presidente, del Ministro de Relaciones Exteriores y de algún otro asesor, pero no refleja lo que la Nación piense, quizás sí sea lo que algunos piensen pero no lo que como País debemos hacer sin importar el color político de turno.
Creo que hay temas en que no pueden quedar en manos de un Presidente o de un Ministro, sino que tendrían que quedar en alguna especie de Consejo Supremo, que también fuesen electos, por distintos períodos y en distintos momentos; integrados por Representantes de todos los Partidos Políticos y ellos – Presidente y Ministros – ser los ejecutores de lo que les mandate ese Consejo que a su vez tendrían los Controles del Poder Legislativo, en estos puntos críticos que deben necesariamente ser independientes de los hombres que lleguen al Gobierno.
Y dentro de esos temas tienen que estar por fuera de la Política, temas como ser:
- Relaciones Exteriores
- Defensa Nacional
- Política Energética, y Agua
- Educación
- Salud
- Política para los más desprotegidos
Son temas muy importantes que no podemos estar dependiendo de pareceres y puntos de vista totalmente individuales – por supuesto que legales y hoy tienen el derecho de hacerlo así – que nada tienen que ver con la representación de los Intereses Nacionales. Y agrego allí en esa lista la política para los que no tienen nada, para los “nadies” de Galeano, eso no puede depender de un grupo político porque es una compra de votos indirecto. El mismo Mujica dijo que preveía que ganaría Cristina Kirtchner con anticipación, por lo que había hecho a favor de los pobres.
En defensa vemos cómo se decide vender propiedades históricas, que son del Estado, sólo porque son del Ministerio de Defensa y representan quizás algo que ellos no comparten. Por más que les paguen millones de dólares, no tiene precio el valor histórico que tienen; ¿Quién les dijo que tenían ese derecho de vender todo?.
En Política Energética, lo mismo; hicieron negocios con Venezuela y Ecuador, se endeudaron, no hay una política clara de si van incentivar el uso de la nafta o no, las trabas a los privados para generar energía, no encarar obras que nos aporte la energía que necesitamos y la culpa la tiene Argentina que quiere cobrar peaje por el gas que llegaría o que ellos están con mucha demanda de energía, y así seguimos en lo mismo año a año.
En Salud, el caos existente que todos tienen derecho pero no todos tienen el derecho y la oportunidad de pagarse esa Salud. ¿Es sostenible este sistema de Salud en el largo plazo?, ¿Mutaremos a algo mejor de lo que ya existía?, todo indica que en algún momento hará crisis el sistema y estaremos peor que antes. Y a la persona que creó ese Sistema, que es el que más sabe a dónde quiere llegar; lo sacan de un lugar y lo ponen en otro como demostrando que todo funciona sin importar las personas, que nadie es imprescindible y que los hombres pasan y las instituciones quedan; pensamiento de Jean Monnet y se cuenta que su padre le aconsejo: “No lleves libros. Nadie puede pensar por ti. Mira por la ventana, habla a las personas. Presta atención a quien está a tu lado”. Esa es la idea de este post, ayudar que piensen; no que piensen igual que yo, que piensen nada más y quizás estén de acuerdo con lo que se hace y está bien, también alguno considerará disparatado lo dicho y está bien; es la libertad y gracias a Dios eso hoy lo tenemos!!! … pero hay que cuidarla, se pierde sin darnos cuenta.
Feliz Año 2012
Darío Abilleira
……///
…///
Sobre discursos oficiales
de JULIO PREVE FOLLE
La dilucidación del episodio UPM muestra muchos puntos sobre los que aunque parezca insólito no se ha escrito todavía.
Publicado en el diario El País 21/10/2013
Así pues, el apoyo de todos los partidos a la decisión del Presidente -compartible- está muy lejos de suponer la conformidad que hacia adentro del país suscita toda la gestión gubernamental. Esto es así porque, entre otros temas, el gobierno ha privilegiado una especie de diplomacia de “compañeros” de afinidad ideológica, totalmente artesanal, por sobre la profesionalidad que supone el manejo de estos asuntos. Ello no obstante no se trata de algo nuevo, sino apenas un punto entre otros en los que el aprendizaje en el gobierno le cuesta al país. Me acuerdo por ejemplo como, recién instalada la administración Vázquez, una delegación oficial partió a Rio de Janeiro para solucionar dificultades de acceso en lácteos, convencida y así lo señalaba, de que su “afinidad compañera” iba a arreglar las cosas… El hecho mismo de que todo este lío termine en una determinación del presidente Mujica me parece mal, muy mal. Junto a eso no colabora para nada el uso de la primera persona del singular que utiliza tantas veces el Presidente.
Instituciones.
Que una decisión de inversión, cualquiera sea su porte, termine en la primera persona del singular de un presidente habla mal de la calidad institucional, y no es este el primer caso, aunque sí el que más ha trascendido. Y no es simplemente un modo de hablar, sino uno muy especial de concebir la facultad de aprobar o impedir una actividad económica. Ya la legislación de promoción de inversiones, por decreto 477/08, estableció una serie de obligaciones que de hecho derivan la aprobación a la Presidencia para las de gran porte. Por este motivo también la de Aratirí se conjuga en la primera persona del singular del Presidente. No le hago el cargo a Mujica acerca del mejor o peor uso de esa facultad; el cargo se lo hago a quienes imaginaron un procedimiento de tal discrecionalidad que rechina a la modalidad republicana, la que no admite más imperio que el de la ley, más aprobación o rechazo para una actividad que el que deriva de una norma jurídica. Y no creo que el tamaño de una inversión justifique que se desplace la determinación hacia el vértice superior del gobierno, no puede ser así. En el país en el que me gustaría aún más vivir, pocas cosas serían discrecionales, y las inversiones de porte no supondrían excepción alguna; aún más, constituirían la prueba ácida mayor del funcionamiento de las instituciones. Cuando un presidente se ocupa de la pesca o de la pintura impresionista, es muy probable que estemos frente a un verdadero jefe de Estado, ocupado de pocas cosas pero relevantes, las de Estado verdaderamente. En cambio, cuando un presidente entra en la discusión del endosulfán, del contenido microbiano o de las partes por millón de fósforo, o cuando habla en primera persona sobre inversiones, genera una imagen propia de una institucionalidad débil.
Permisos.
Nos estamos acostumbrando cada vez más a que quienes reciben un poder delegado por la sociedad, se transforman ellos mismos en fuente de legitimidad, como si fueran otra fuente de derecho positivo. Es un desastre. Veamos algunos ejemplos. Se habla de lograr un permiso ambiental; no es correcto, debería referirse a alcanzar los parámetros establecidos por una norma pública, conocida, que si se logra nadie puede oponerse. Otro: los beneficios de la ley de inversiones; si se cumple con determinados puntajes establecidos por la ley, los beneficios se deben conceder. Y pasando a lo agropecuario: si se consiguen los certificados sanitarios de un país que nos exporta, ninguna autoridad puede impedir la importación. La exportación en pie es otro caso: se suele hablar del permiso de exportación, y está mal. Deberíamos referirnos al trámite para la exportación -no al permiso- y a la facultad del administrado de exportar si cumple con normas objetivas y públicas, debiendo la autoridad simplemente reconocer un derecho preexistente, sin facultad de prohibición. Exportar ganado, o carne, importar vino, frutas o verduras, es un derecho que ninguna norma faculta a nadie a impedirlo si cumple con ellas. En algunos casos, existen esas normas en general ilegítimas, pero en otros, ni siquiera eso, como en los casos mencionados.
La verdad es que no simpatizo mucho con la excepcionalidad tributaria que ha supuesto lo establecido para las pasteras, como tampoco me caen demasiado bien las demás zonas francas y otros regímenes de privilegio, asimétricos respecto del país que ostenta una presión fiscal global del orden del 35%. A veces no hay más remedio, pero no son estos sistemas motivo de orgullo. Por otra parte, en un extremo van suponiendo niveles mayores de discrecionalidad hasta culminar en una decisión personal del Presidente.
Si la pastera contamina dentro de los parámetros acordados; si se notificó en tiempo y forma a la Argentina acerca de la ampliación y demás ritualidades que habrán seguido la Cancillería y otros ministerios, si todo esto ocurrió, quien debía autorizar la ampliación es la norma jurídica, no la discrecionalidad de absolutamente nadie, y menos el Presidente. De aquí salen los equívocos de la prensa argentina cuando destacan que se le va a pedir a Mujica, que hay un ultimátum a Mujica, que responde el Presidente “a mí nadie me da un ultimátum”, etc. Está mal.
Moralinas.
Esta confusión institucional se parece a otra, todavía peor, cuando las autoridades dan consejos morales o profieren juicios de este tipo. Un caso común es el de los impuestos. El Presidente -también el director de la DGI- suele enfocar el tema de la recaudación tributaria, seguida de juicios acerca de lo que cada uno entiende es un tema de solidaridad y justicia. En realidad la solidaridad poco tiene que ver con los impuestos, que son cargas que impone el Estado para cumplir con sus fines. Estos no incluyen necesariamente la solidaridad, que se ejerce a través de múltiples formas, y que para ser meritoria debe ser voluntaria, nunca obligatoria. Nadie le delegó ni al Presidente ni -menos aún- al director de la DGI, la capacidad de establecer criterios éticos acerca de la mejor forma de ayudar a la gente; no están allí para eso. Creo adicionalmente que una sociedad con una presión fiscal como la nuestra y un gasto como el uruguayo no tiene muchas posibilidades de hacer una sociedad más justa; sí quizás una sociedad con más confundidos, aquellos a quienes se les inculca un día sí y otro también, que lo que les falta deriva de lo que a otros, a quienes hay derecho de sacar, les sobra.
En fin, mucho para reflexionar a partir de los discursos oficiales.
http://www.elpais.com.uy/economia-y-mercado/discursos-oficiales.html
…///
comentarios